La Medicina de Precisión es definida como aquellos tratamientos dirigidos a las necesidades de pacientes individuales sobre la base de características genéticas, biomarcadores, fenotípicas o psicosociales que distinguen a un paciente determinado de otros pacientes con presentaciones clínicas similares.
En el proceso salud-enfermedad-atención, la medicina de precisión abarca la participación del paciente en la toma de decisiones terapéuticas, tomando en cuenta aspectos predictivos y preventivos del manejo individual y colectivo.
El reconocimiento de diversos biomarcadores está contribuyendo a poder estratificar a los pacientes y ayudando a los médicos en la identificación de fenotipos (características observables de la enfermedad) y endotipos (conductores o mediadores de la enfermedad). Estos biomarcadores pueden tener utilidad diagnóstica, pronóstica y/o predictiva. En general, un biomarcador se mide objetivamente y se evalúa como un indicador de procesos biológicos normales, patogénicos o de respuesta a intervenciones farmacológicas. Existe una necesidad creciente de utilizar biomarcadores en el entorno clínico para permitir decisiones terapéuticas, especialmente en pacientes que no responden bien al tratamiento estándar.
Los abordajes terapéuticos que propicia la medicina de precisión se sustentan en la identificación de dichos biomarcadores y comprenden particularmente, aunque no exclusivamente, a los del tipo conocido como biológicos, en esencia anticuerpos monoclonales dirigidos contra moléculas trascendentes en las enfermedades alérgicas y respiratorias, incluyendo citoquinas, linfoquinas, receptores celulares, etc.